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Mostrando entradas de septiembre, 2019

Lliria, 10 de abril de 1990.

Real Monasterio de S. Miguel (Liria),10 de abril de 1990. Hola Jesús: ¿Allí en el cielo también sufrís temporales? Aquí hoy el viento es tan fuerte que apenas se puede salir. Conviértete, me pides, pues necesito convertirme y er cada día un poquito como tú. Pero tú me conoces y sabes que una conversión radical es imposible, por ello quiero cambiar en la humildad. Quizás crea que soy humilde y no lo soy, pues intuyo que tengo una imagen falsa de este valor. Se que hay otros valores que tampoco los practico, pero empezaré por él. No soy humilde, pues me encanta el protagonismo, estar siempre delante, ser alguien, ser elogiado. Me cuesta pasar desapercibido, no estar en el que considero primer lugar. Leyendo los evangelios contemplo la figura de tu primo Juan, el profeta que todo lo tenía. Era un líder, rodeado de discípulos, las gentes marchaban a que les bautizase, buscaban su palabra en el Jordán, nadie había tan popular. Hubiese podido granjearse la amistad del rey y con ell

San Miguel de Lliria. 9 de abril de 1990.

  Real Monasterio de San Miguel (Liria). Lunes Santo 9-abril-1990. A.D. Hola Jesús: Espero que allá en el cielo os hayáis divertido, deduzco que esta noche la habéis pasado bailando y cantando. ¿Cuántas tracas habéis quemado? Pues el humo llega hasta las cimas de los montes. ¡Cuidado con ello que nos cubrís el sol y con tanto confeti nos aguáis el día! Jesús. Me has hablado del Buen Samaritano y ahora voy a intentar explicarte como la entiendo, así meditándola e intentando con tu ayuda hacerla vida. Un hombre iba por la carretera con su coche y fue atropellado. El conductor viéndose libre para abusar de él le robó cuanto tenía. Sí, ¿quién este hombre? Puede ser un industrial rico, un obrero, un sacerdote, un ateo, un anticlerical, un ladrón, un borracho, un drogadicto, un padre de familia necesitado, pero lo más grave, soy yo mismo que paseaba en bicicleta por el pueblo o yo pecador. No importa quien sea, es un hijo de Dios necesitado, en una situación angustiosa. Pasan lo

Lliria. Tarde del 8 de abril de 1990.

Real Monasterio de S. Miguel (Liria), 8-IV-90. Jesucristo, ¿cómo estás? Acabo de asistir a la charla y la exposición. ¡Qué grande eres! Tu infinitud, tu gloria y majestad en la patena se puede tocar, tomar entre las manos el origen, fuente y fin de nuestra existencia. Leo las bienaventuranzas, concretamente la primera, “bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de Dios”. Ser pobre, sí. Ya se que puedo caer en pragmatismos y quedarme en la forma, cual político. Pero hondando, yo soy pobre cuando me postro ante ti, unas veces con alegría, otras llorando. Cuando reconozco ante ti mi impotencia ante este amigo, este pecado que no logro erradicar, este defecto. Cuando experimento que mis proyectos fracasan por   no poner suficiente fuerza de voluntad, por no tener valor. Cuando todo me sale tal como lo había previsto y reconozco en ti una ayuda inestimable, necesaria. Cuando apruebo y te doy gracias. Cuando como y te agradezco tus dones, pues eres tú quien

Lliria, 8 de abril de 1990.

Real Monasterio de S. Miguel (Liria), 8-IV-90. Hola Jesucristo: ¿Qué tal has pasado este día? Hoy te he visto entrar en Jerusalén. Todos los telediarios difunden la noticia: “el hombre que dice ser Dios ha entrado en Jerusalén”, “masas aclamando a Jesús de Nazaret”, “ausencia de autoridades civiles en el multitudinario recibimiento del Hijo de David”, “los jóvenes gritan: ¡Hossana!” Cuánto has gozado contemplando esos corazones sencillos y humildes que te han recibido, miles de seguidores nos hemos alegrado, hemos vivido la fiesta con gozo y alegría, los pastores han anunciado la noticia con sencillez y predicen que vas a morir tal como dijiste hacías a Juan Pablo II y los obispos. Pero ahora no importa, lo importante es que me has enviado unos sacerdotes para ayudarme a madurar la vocación, unos hermanos que siempre los tendré junto a mí y tú a través de la oración me alientas a vivir en santidad. Cuando sufro angustia te llamo por teléfono y hablo contigo largas horas, tú me

Lliria. Tarde del 7 de abril de 1990.

Real Monasterio San Miguel (Liria), 7 de abril de 1990 Casa de Espiritualidad de Benirrerà. Jueves Santo, 23 de marzo de 1989. Ejercicios espirituales del Centro de Orientación Vocacional. Mi primer encuentro con quienes serían mis compañeros de seminario y de curso. Hola Jesucristo: Desde esta casa de espiritualidad te escribo hoy Jueves Santo del año 1989, después de Ti. Se que en esta atroz agonía te hallas solo, tus mejores amigos no han podido resistir aquellos gritos, lamentos y gemidos que de tus venerables labios manan, no, son hombres y no soportan el dolor, compartir esta bebida amarga como la hiel. Intentan evadirse, olvidar el problema durmiendo. Cuantas veces los hombres te abandonamos en los momentos de angustia, Getsemaní, seguimos otro camino, nos dormimos y te dejamos a Ti, con la sola compañía de la blanca y solitaria luna. Y yo, cuando los problemas me acosan busco el trabajo, la lectura, el sueño,… para olvidarlos. Y sin embargo no acepto sumiso el

Lliria. 7 de abril de 1990

Real Monasterio San Miguel (Liria), 7 de abril de 1990 Hola Jesús: ¿Qué tal te encuentras en mi corazón? Sí, comprendo que hay muchas telarañas y a veces la fuente que brota de ti se estanca, pero en este tiempo voy a intentar quitar las telarañas y desatascar la cañería, pues te amo. ¿Quié eres?, ¡Qué profundidad hay en esta pregunta!, pero realmente tú eres amor, paz, silencio, misterio, vida, esperanza, noche estrellada, monte, árbol, remolino, canto del ruiseñor, camino, pero también eres cruz, sufrimiento, voz que grita, voz que interpela, profeta. Sí, eres una mezcla de dolor y salud, paz y guerra, muerte y vida, pero unidas en el amor; por amor asumo el dolor y el amor da sentido al sufrimiento y lo transforma en salud; por amor sufro una guerra entre mi inclinación al pecado y mi conciencia, tu voz, pero el amor perdona mis pecados y con el amor siento la paz; por amor muero en el mundo y el amor resucita mi cuerpo muerto en el mundo. Jesús cuan gran misterio eres,

Monasterio de San Miguel de Lliria, 6 de abril de 1990.

Casa de Espiritualidad de Benirrerà. Jueves Santo, 23 de marzo de 1989. Ejercicios espirituales del Centro de Orientación Vocacional. Mi primer encuentro con quienes serían mis compañeros de seminario y de curso. Hola Jesucristo: Desde esta casa de espiritualidad te escribo hoy Jueves Santo del año 1989, después de Ti. Se que en esta atroz agonía te hallas solo, tus mejores amigos no han podido resistir aquellos gritos, lamentos y gemidos que de tus venerables labios manan, no, son hombres y no soportan el dolor, compartir esta bebida amarga como la hiel. Intentan evadirse, olvidar el problema durmiendo. Cuantas veces los hombres te abandonamos en los momentos de angustia, Getsemaní, seguimos otro camino, nos dormimos y te dejamos a Ti, con la sola compañía de la blanca y solitaria luna. Y yo, cuando los problemas me acosan busco el trabajo, la lectura, el sueño,… para olvidarlos. Y sin embargo no acepto sumiso el cáliz, ni me acerco a ti, en el sagrario para pedirte ayuda,

Benirredrà, 23 de marzo de 1989.

Casa de Espiritualidad de Benirredrà. Jueves Santo, 23 de marzo de 1989. Ejercicios espirituales del Centro de Orientación Vocacional. Mi primer encuentro con quienes serían mis compañeros de seminario y de curso. Hola Jesucristo: Desde esta casa de espiritualidad te escribo hoy Jueves Santo del año 1989, después de Ti. Se que en esta atroz agonía te hallas solo, tus mejores amigos no han podido resistir aquellos gritos, lamentos y gemidos que de tus venerables labios manan, no, son hombres y no soportan el dolor, compartir esta bebida amarga como la hiel. Intentan evadirse, olvidar el problema durmiendo. Cuantas veces los hombres te abandonamos en los momentos de angustia, Getsemaní, seguimos otro camino, nos dormimos y te dejamos a Ti, con la sola compañía de la blanca y solitaria luna. Y yo, cuando los problemas me acosan busco el trabajo, la lectura, el sueño,… para olvidarlos. Y sin embargo no acepto sumiso el cáliz, ni me acerco a ti, en el sagrario para pedirte ayuda